Apunte para desmemoriados
Dicen que Dios escribe derecho con caracteres torcidos. Tal vez, por eso, alguien de mi edad no pueda comprender el olvido de nuestra historia y la de tantos hombres y mujeres que ensancharon nuestra patria, configurando el primer imperio global de todos los tiempos. En la vida, pueden escogerse variados caminos, credos y causas. Se puede optar incluso por echarse la moral a la espalda y delinquir. El alma humana es variopinta y las circunstancias mandan. Pero lo que no cabe es la felonía. Y menos aún si esta acontece no por ignorancia, sino por servir a enemigos de lo que nos es propio. El hijo que se revuelve contra su padre o se avergüenza de su origen es un felón y así vivirá por más que se disfrace de joven triunfador o abanderado de la modernidad. Y más felón, si cabe, será quien traicione a su patria, la denoste, rehuya o combata. España, no es una nación más, sino un privilegio de la historia. Un pequeño continente, que hace siglos forjó un concepto cu